Luego de pasar mi infancia y el inicio de mi adolescencia en el barrio, por cuestiones del azar de la vida, tuve que dejar Medellín para viajar a los Estados Unidos (año 2001), específicamente a la ciudad de Nueva York, la cual era una de las capitales de la cultura hip-hop en todo el mundo. Una vez allí, lo poco que me quedaba de niño se fue desvaneciendo, ya que mi mayor preocupación iba a ser ahora mejorar mi calidad de vida. Con un espíritu fuerte, acabé teniendo más trabajos que amigos, y debo decir que estos no eran necesariamente empleos para un niño , razón por la cual me convertí en adulto antes de cumplir la mayoría de edad. Conocí caminos buenos y malos, seguros e inseguros, todos igual de determinantes para mi crecimiento integral como ser humano. Después de tanto trabajar pude darme un estilo de vida digno y algunos lujos; antes de cumplir los 20 años, ya comenzaba a entender qué era lo que deseaba para mi vida y qué era lo que quería dejar atrás. Fue ahí donde tuve que tomar la decisión que cambiaría mi rumbo por completo: seguir por un camino que, si bien ofrecía importantes beneficios no me hacía sentir en casa o escoger el camino más difícil pero que me traería mayor felicidad. Terminé por escoger el segundo. Así fue como en el año 2006 volví a la tierra que me vio nacer y crecer, a Colombia, sin un peso en la mano y con una nueva mentalidad.